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Las dificultades de acceso a un hábitat digno afectan gravemente a vastos sectores de la población, en especial a los de medios y bajos ingresos, y tienen además impactos diferenciales en mujeres, niños, niñas y personas con discapacidad. El hábitat digno implica el acceso universal a la tierra, la vivienda y a las infraestructuras básicas y los equipamientos sociales, los servicios y los espacios de trabajo y producción en un marco de respeto de los rasgos culturales y simbólicos de la comunidad y de la preservación del ambiente, según las particularidades del medio urbano y del rural.

Sin embargo, históricamente el desarrollo urbano estuvo regido por las pautas del mercado inmobiliario que promueve un continuo proceso de segregación al mismo tiempo que alimenta las expectativas de renta especulativa y, con ello, eleva sistemática y artificialmente los precios del suelo. En este contexto, se incrementan las tomas de tierra, la informalidad y la desigualdad. Al mismo tiempo, desde sus orígenes, las políticas habitacionales en la Argentina se han enfocado en la provisión de unidades de viviendas, ubicadas en su mayoría en zonas aisladas de los equipamientos existentes y de baja calidad urbana y ambiental.

En el ámbito rural, la falta de una reforma agraria, intentada sin éxito desde los años 40 del siglo pasado, la expansión del modelo de explotación agroindustrial y los abusos de los grandes latifundistas acrecientan la marginación de los modos tradicionales de vida y de producción del campesinado y de las comunidades indígenas, en beneficio del monocultivo extensivo y otras formas de extractivismo y producen el desplazamiento forzado de las familias rurales a las periferias urbanas.

Durante los últimos años, se incrementó la inversión pública en infraestructura y la construcción de soluciones habitacionales y, a partir de 2012, se puso en marcha el programa Pro Cre Ar que implicó la ampliación de alternativas habitacionales para distintos sectores sociales. Asimismo, la reciente creación de la Secretaría de Acceso al Hábitat a nivel federal abre perspectivas positivas para la implementación de políticas de inclusión, que deben acompañarse con el debate parlamentario y la sanción de propuestas legislativas de gestión territorial (como las presentadas por el colectivo Habitar Argentina y la de ordenamiento territorial elaborada por el Consejo Federal de Planificación - COFEPLAN). Estos avances normativos, dirigidos a remover de manera estructural las restricciones a un hábitat justo y sostenible, fueron introducidos en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires con la sanción de la Ley 14.449. Por último,  distintos municipios de todo el país están implementando experiencias innovadoras de gestión del suelo y, algunas de ellas, articulan los esfuerzos de diferentes niveles del Estado y de organizaciones sociales y de esta manera permiten nuevos espacios para la negociación y concertación.

En este contexto, y frente al escenario político que se abre en el país, es imperiosa la necesidad de promover nuevas y profundas transformaciones en el conjunto de factores que determinan las desigualdades. Por este motivo, el Consenso Nacional para un Hábitat Digno propone un debate amplio y crítico y la puesta en marcha de nuevas políticas y estrategias dirigidas a garantizar el derecho a un hábitat urbano y rural adecuado en la Argentina.

1. Principios rectores para el diseño e implementación de políticas territoriales integrales
2. Políticas públicas de regulación y redistribución de rentas en los mercados de suelo
3. Regulación del mercado de alquileres
4. Producción social del hábitat
5. Seguridad en la tenencia y regularización de tierra urbana y rural
6. Procedimientos democráticos en casos de desalojos
7. Seguridad democrática para un hábitat digno
8. Participación y acceso a la información
9. Acceso universal a los equipamientos sociales y servicios básicos

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Varias organizaciones sociales hemos instituido, desde hace tiempo, el Día del Inquilino, que se conmemora el primer lunes de octubre de cada año. De mas esta decir que no es una fecha de festejo, sino una fecha para recordar una lucha silenciosa, diaria y agotadora de aquellos que no tienen otra opción mas que alquilar.
En laArgentina, según el censo 2010, casi 6 millones de personas viven en esa condición. Y al igual que muchos argentinos, sufren la crisis habitacional y la falta de políticas sociales adecuadas para este sector.
El denominado “mercado inmobiliario”, diariamente hace pesar sobre el inquilino su lógica de rentabilidad, principalmente a través de los incrementos especulativos de los precios del alquiler, la “selección” de inquilinos mediante las llamadas “garantías” que expulsan a los sectores mas vulnerables de las mejores viviendas y los abusos contractuales ocultos bajo la idea de “acuerdo entre partes”, entre otras formas de presión. Todo con un objetivo: “disciplinar” al inquilino restringiendo su capacidad de acción y de esta manera mantener la rentabilidad que supone hacer “negocio” con una necesidad básica.
Todo esto proceso es construido y reproducido por una serie de profesionales,en su mayoría martilleros, que se dedican a llevar a cabo estas practicas que atentan contra nuestros derechos y nuestra dignidad, amparados por un Estado que “no interviene” a nuestro favor, pero que ampara y fomenta estas practicas a través de una legislación que les da marco, un sistema judicial burocrático, oneroso y cómplice; y la clara intención de evitar cualquier cambio profundo de este sistema.
Es así que los reclamos de los inquilinos comienzan a hacerse mas fuertes, las organizaciones que los nuclean empiezan a crecer y se empiezan a ganar espacios, fruto de la lucha y la organización de los inquilinos.
En el Día de Inquilino las organizaciones firmantes reclamamos:

BASTA DE DESALOJOS
CONTROL EN LOS PRECIOS DE LOS ALQUILERES
INMEDIATA REFORMA A LA LEY DE ALQUILES

Firman:
Unión Argentina de Inquilinos
Unión de Inquilinos Neuquinos
ATE-Inquilinos CABA
Unión de Inquilinos de Tierra del Fuego
Asociación Platense de Inquilinos