Iniciativa multisectorial por el derecho a la tierra, la vivienda y al hábitat
Desde el comienzo de la cuarentena por la pandemia del COVID-19 venimos planteando la necesidad de que los gobiernos nacional y provinciales adopten políticas de emergencia para aliviar las graves situaciones de vulnerabilidad en las que se encuentra el sector más castigado por consecuencias de la precariedad habitacional.
En esa oportunidad propusimos la suspensión de todos los desalojos -administrativos, civiles y penales- y de toda clase de ejecución judicial que pueda dejar un mayor número de personas en situación de calle o empeorar las condiciones sanitarias de estas, y recibimos con beneplácito el DNU 320/2020 del Poder Ejecutivo Nacional que implementó parcialmente esta propuesta. Pero también advertimos que esta disposición no abarca la totalidad de situaciones de riesgo de desalojo, como por ejemplo las de familias que viven en casas ocupadas.
A cuatro meses del inicio de la crisis sanitaria, valoramos los esfuerzos que vienen haciendo las autoridades nacionales, pero advertimos el crecimiento de múltiples situaciones que nos alarman. En primer lugar recibimos denuncias de que se estuvieron efectuando desalojos ilegales, es decir sin orden de juez competente, incluso con la anuencia de fuerzas de seguridad, que han dejado en la calle a personas en situación de extrema vulnerabilidad. Por otro lado, aparecen diversas estrategias de propietarios para presionar a les inquilines informales a abandonar la vivienda: desde la suspensión de suministros de servicios - cortando el gas y la electricidad; la necesidad de contar con la vivienda para la supuesta llegada de un pariente, o también la necesidad de disponer del inmueble para una supuesta transacción inmobiliaria. También presenciamos intentos de desalojos impulsados por autoridades provinciales incluso en barrios registrados por el RENABAP.
Por último, hemos advertido situaciones de despliegue de violencia institucional como principal forma de respuesta del poder público frente a situaciones de personas desalojadas que recurren a ocupaciones de tierras abandonadas como salida desesperada, en el contexto de las medidas de aislamiento. Las múltiples situaciones de intimidación y violencias frente a los desalojos, se expresan, acentúan y recrudecen con impacto diferencial en las mujeres, familias monomarentales y otras feminidades, siendo necesario reconocerlas y abordarlas desde una política con perspectiva interseccional - transversal y territorial.
Frente a todas estas situaciones hacemos un llamamiento a los gobiernos nacionales y provinciales para que:
1. Se hagan cumplir con efectividad las disposiciones del DNU 320/2020 usando las herramientas a su disposición para evitar los desalojos ilegales y se aceleren las alternativas para brindar opciones para que las familias puedan hacer efectivo su derecho a la vivienda y al hábitat digno.
2. Se adopten medidas en el ámbito local para establecer canales de recepción de denuncias por amenazas de desalojos, se elaboren protocolos de intervención con perspectivas de géneros para el accionar coordinado de los organismos competentes y se impulsen campañas de comunicación de amplia difusión sobre los contenidos y el alcance del decreto 320/20.
2. Se instruya a las fuerzas de seguridad acerca del DNU 320/2020 y su alcance, que se impartan instrucciones precisas para evitar que la policía participe en desalojos sin orden judicial y se investiguen los hechos de violencia institucional en ocasión de desalojos.
3. Se abstengan de recurrir a una respuesta represiva frente a situaciones de violaciones del derecho a la vivienda y se adopten medidas de diálogo y participación de los afectadxs, brindando propuestas sostenibles de solución habitacional.
4. Se amplíen los alcances del decreto y se prorrogue por seis meses más el DNU 320/2020 con una formulación más amplia que incorpore las situaciones dramáticas que sucedieron estos meses.
5. Se establezca una política nacional, provincial y local de prevención de desalojos para, después de las medidas de aislamiento, prevenir estas graves vulneraciones de derechos.
6. Se impulsen campañas de comunicación de amplia difusión sobre los contenidos y el alcance del decreto 320/20, teniendo en cuenta la lengua de las Comunidades Originarias de cada zona del país (Qom, Wichi, Guarani, entre otras).
La Ley Nacional de Alquileres significa un avance sustantivo en la discusión sobre el derecho a la vivienda, y garantiza una ampliación de derechos para las más de 8 millones de personas que alquilan en nuestro país.
La ley que se acaba de sancionar tiene como base un proyecto presentado por la Federación de Inquilinos Nacional votado por unanimidad en el Senado Nacional en noviembre del 2016. Desde HABITAR Argentina trabajamos fuertemente para lograr un nuevo impulso en la Cámara de Diputados, ya que el proyecto aprobado había perdido estado parlamentario. Durante los años 2018 y 2019 organizamos y participamos de varios debates con legisladores nacionales, enviamos informes a la Secretaría de Vivienda y luchamos jurisdiccionalmente por mejorar el funcionamiento de un mercado cada vez más importante en la cantidad de gente que alcanza.
La nueva ley propone cambios fundamentales para lograr el acceso y garantizar la permanencia en una vivienda en alquiler. Entre los aspectos más destacados, modifica la extensión de la duración mínima de contrato de 2 a 3 años, incorpora un índice oficial para regular el aumento anual del valor del alquiler (que promedia inflación y salarios), posibilita que las y los inquilinos ofrezcan más de una garantía, asegura que las expensas extraordinarias estén a cargo de la parte locadora, y dispone que el depósito sea de un solo un mes.
La Ley también enumera cuáles son las políticas que deberá encarar el Estado, tanto desde el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, donde deberán realizarse acciones para grupos vulnerables -jubiladas/os y mujeres en situación de violencia-; como desde el Ministerio de Justicia arbitrando los posibles conflictos entre locatarias/os y locadoras/es. Por último, obliga a las y los propietarios a registrar el contrato en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), blanqueando el mercado inmobiliario de alquileres.
El déficit habitacional que atraviesa el país requiere de normas y políticas públicas que lo enfrenten y reconozcan el derecho a acceder a un hábitat digno. Desde HABITAR Argentina celebramos que el Senado sancione normas que protejan el derecho a la vivienda de la población inquilina de nuestro país.